Seguro que no es el primer artículo que te encuentras en el que se mencionan conceptos como el Growth Hacking o la Transformación Digital. Ambos términos se han popularizado enormemente en los últimos años, especialmente a medida que la tecnología ha crecido de manera exponencial y con ello, se ha abierto un nuevo mundo de posibilidades en numerosos sectores.
La irrupción de las redes sociales, el Big Data, el Machine Learning y demás ha provocado que la mayoría de empresas sientan la necesidad de incluirlas en sus estrategias de negocio para poder crecer y no quedarse atrás. En este marco es donde la Transformación Digital ha aparecido en la boca de la mayoría de empresarios sin saber realmente qué es lo que implica, qué se necesita o cómo abordarla.
Por su parte, el término Growth Hacking (y la profesión growth hacker) han crecido enormemente al ser el “secreto” que ha impulsado a la cima a empresas como Facebook, Dropbox, Hotmail o Spotify, por mencionar algunos ejemplos. Consiste en aplicar estrategias de implantación rápida y fácilmente medibles para conseguir un crecimiento exponencial. En el caso de que no sea efectiva, se podrá eliminar fácilmente y pasar a la siguiente estrategia. Para ello, se necesitan diversos factores como la flexibilidad, la posibilidad de ser virales y la información (o recopilación de datos) casi en tiempo real que solo se da en Internet, es por esta razón que es un concepto íntimamente ligado a empresas digitales o startups.
Llegados a este punto, podemos concluir que una de los principales puntos en común que tienen la Transformación Digital y el Growth Hacking es el protagonismo de las nuevas tecnologías, especialmente de Internet, para poder mejorar un negocio. Si estás pensando en llevar a cabo una transformación digital en tu empresa, quizás sea el momento de pensar en aplicar estrategias de Growth Hacking para potenciar tu negocio.
Transformación Digital y Growth Hacking: ¿por dónde empezar?
Si te planteas esta pregunta es porque ya tienes una empresa con un producto o servicio y quieres mejorar tus procesos y resultados con ayuda de la tecnología. Y si, de paso, puedes hacer que el negocio crezca, ¡mejor! Comenzaremos diciendo que muchos expertos de growth hacking no recomiendan comenzar a aplicar las diferentes estrategias hasta que no alcanzas lo que se conoce como el Product Market Fit. Es decir, hasta que no estás seguro de que el producto que tienes satisface las necesidades de un nicho en el mercado (sea del tamaño que sea).
Aquí la primera pregunta quizás sea, “¿sigo teniendo el product market fit?”. Si la respuestas es afirmativa, puedes meterte de lleno en las diferentes tácticas del growth hacking para conseguir que el mayor número de personas conozcan tu producto, lo utilicen, se enamoren perdidamente, se queden y, además, lo recomienden. En cambio, si la respuesta es no, o la duda, es el momento de averiguarlo.
Pon a tu usuario en el centro y escúchalo
Uno de los principios para llevar a cabo una transformación digital con éxito es poner al cliente en el centro, en lugar del producto. Hoy en día la máxima de “el cliente siempre tiene la razón”, está a la orden del día. Y esto se puede ver en todos los puntos del customer journey. Por suerte, todo se puede medir gracias a nuevas tecnologías que recogen los datos más importantes para identificar los pains con los que se encuentra cuando entra en contacto con una marca o producto.
Si las empleas, podrás identificar algunos problemas y emplear técnicas de Growth Hacking para cambiarlo. Por ejemplo, si has detectado que muchos clientes están desencantados y han dejado de emplear tu producto, pregúntales por qué a través de redes sociales, por email o mediante una pop-up en tu web. Probablemente, muchos te transmitan cuál es el principal problema con el que se encuentran cuando interactúan contigo. ¿Instrucciones de compra online confusas? ¿Un packaging descuidado? ¿Falta de atención al cliente por tu parte? Todos ellos son problemas de fácil solución una vez que saben que existen. Esta es una de las técnicas de retención propia del growth hacking. Porque todos sabemos que la llegada de muchos clientes siempre es una buena noticia y motivo de alegría, pero si se pierden por el camino, es evidente que no se ha entregado lo prometido.
Una vez que has comprobado que sigues siendo relevante para tus clientes y que tienes la capacidad de retenerlos, es el momento de emplear técnicas que estén destinadas al crecimiento. De nuevo, tus clientes actuales pueden ser las principales herramientas para lograr los objetivos marcados. Una de las técnicas más habituales para captar nuevos clientes a través de los que ya tienes es ofreciendo una mejora a tus fieles a cambio de que ellos inviten a amigos y conocidos a que prueben tu producto.
Haz cambios la cultura y el mindset de toda la empresa
Tanto la transformación digital como el growth hacking son un estado mental más que un hecho puntual. Para cualquier empresa, adentrarse en un cambio de semejante envergadura implica replantearse el modelo de negocio, los flujos de trabajo y la cultura de la empresa para que pase a ser data-driven y, con ello, mucho más flexible y reactiva de lo que nunca fue. Estos mismos principios se aplican en el growth hacking, donde la creatividad, la adaptabilidad y los datos son los reyes. En realidad, un growth hacker está totalmente dedicado y enfocado en el crecimiento de la empresa de cualquier manera posible. Por esta razón, no entiende que aplicar una de las estrategias elegidas sea una actividad puntual, sino que es un flujo constante de ideas que se prueban y se descartan para lograr el mayor impacto posible sin responder a ningún marco temporal.
En conclusión
Las técnicas de growth hacking se deben aplicar cuando tienes el product market fit, si antes de la digitalización tu producto o servicio no lo ha perdido, el momento de comenzar con ello es ahora. Si la digitalización responde a una necesidad de mejorar para adaptarte a las necesidades de los nuevos usuarios, asegúrate de ofrecer el mínimo para que los clientes vuelvan a confiar en ti y asegúrate de que ellos sean tus portavoces y tus principales fuentes de ideas para mejorar, porque recuerda: ¡ellos siempre tienen la razón!